Nada menos que todo un hombre, un gran nombre, para una gran novela. Ahora, hay una pregunta que queda en el aire, después de leer la obra de Unamuno y esta pregunta no es otra que ¿Por qué se enfatiza tanto el término “hombre” dentro del desarrollo de la novela? ¿Es que acaso tiene un significado accesorio al de la novela? Pues, pareciera ser que sí, pareciera ser que la palabra “hombre” adquiere un sentido especial en relación a los diversos personajes de texto, y es por eso que especialmente me enfocare en el personaje principal, Alejandro Gómez.
Antes de analizar a este personaje, debo hacer hincapié en los comentarios que hacia Julia al momento de conocer a sus pretendientes, y es que ella catalogaba a los individuos de “cobardes” (9) por no tener las agallas suficientes, según ella. Y lo anterior, porque ella hacia propuestas, que nunca se concretaban por parte de sus pretendientes. He aquí el primer momento en el cual se empieza a nombrar la palabra “hombre” en la obra.
Bueno, para empezar, Alejandro Gómez, es un personaje que a medida transcurre la lectura va haciéndose acreedor de mayor protagonismo, es un tipo arrogante (7), obstinado, de “armas tomar” y que, al parecer y en primera instancia, no es más que un fanfarrón que busca jactarse de la hermosura de su mujer (5). Casi al final de la obra se puede deducir que el amor por su esposa era para él algo primordial y que, gracias a su ignorancia nunca pudo demostrar. Ejemplos claros como aquel menosprecio hacia la lectura, las novelas y el ajedrez (3) eran en él algo recurrente y que constantemente solía utilizar como argumentos para evadir reconocer sus sentimientos hacia Julia. Pero bueno, he de enfocarme en el real tema de este ensayo, el cual fue citado al principio.
En relación a las notorias diferencias entre el conde de Bordaviella y Gómez (personajes que plantean dos perspectivas distintas de “hombre”), se puede deducir que existe un punto que marca una notoria diferencia entre ambos y es la constante pugna incitada por Alejandro para poder dar a conocer ante los demás aquel concepto que tenía acerca de lo que realmente era un “hombre” (2). Alejandro Gómez presenta un rasgo común en cierto tipo de hombres y es la importancia que se le da a la honra y al cuidado que debe existir para mantenerla intacta frente a los demás. Hay un momento dentro de la obra en que esto se plasma a la perfección, y es aquella situación en la cual plantea a su mujer cerrar las puertas de su hogar al Conde, ya que el no lo hará (1). Lo anterior va detonado por la situación reciente en la que se ve inmerso su matrimonio. Según él, cerrar las puertas de su hogar al Conde y evitar que este se acercara a la casa con motivos de visita no seria otra cosa más que demostrar la supuesta infidelidad por parte de su esposa.
Por otro lado, el hecho consistente en el “especial” trato que mantenía Gómez con su esposa con respecto a la demostración de sentimientos (4), podría ser considerado perfectamente como un aspecto significativo para la búsqueda del concepto “hombre”. Jamás demostró a su mujer sus verdaderos sentimientos, haciendo de ella un mar de interrogantes, ¿Me querrá? ¿Me quiere o no me quiere? Eran preguntas frecuentes que se hacia Julia con respecto al real sentimiento que tendría su marido hacia ella. Toda esta conducta era provocada por el hermetismo y la frialdad utilizada por Alejandro, el que, casi al término de la novela deja ver la real versión del hombre, que presionado por la inminente muerte de su mujer se ve obligado a declarar sus más íntimos sentimientos (6), con la intención de vencer a la muerte que llamaba a la puerta.
Un ámbito interesante, es la peculiar debilidad de Alejandro, que encuentra su punto máximo de demostración en aquel momento, en que entregado al delirio y al pasión se genera en él una especie de deseo asociado a su muerte. Provoca su muerte y la de su hijo con el fin de encontrar cura a su tristeza.
En conclusión, se puede decir que mediante el personaje de Alejandro Gómez, Miguel de Unamuno da una visión nítida del concepto de “hombre” frecuentemente se engendra en tipos como el principal personaje masculino de la célebre obra “Nada menos que todo un hombre”. Un tipo al cual nadie va a persuadir, que tiene como norte su orgullo y al que la ignorancia hizo su presa predilecta, son características de aquel tipo que al verse acorralado por las circunstancias reacciona cobardemente (9) y sin mediar pensamiento alguno busca la salida mas fácil a sus problemas. Alejandro Gómez, no es más que un títere cegado por su propio orgullo.
bueno, para seguir ami compañera, preferi el ensayismo o lo intente al menos...
martin toledo.
primero e
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